viernes, octubre 1

Sopadepo

Ésta no es más que una entrada sin sentido:


(click en la imágen para ir al otro blog n.n)

Como lo prometido es deuda, ahí les cumplo.

Ojo, el otro blog no tiene en absoluto nada que ver con éste.
Digamos que este blog, en el cual escribía -cosa que ya no hago- me servía de algo. El otro, es una aventura por ciertas divagaciones para nada lisergicas o vanguardistas (que vamos, son casi sinónimos), que surgen de la nada, o de alguna cosa sin forma física (o con aspecto de polvo) que haya perdido por mi cerebro y que se materializa por lo general como imágenes poco resueltas, carentes de belleza y sentimiento, o algo por el estilo. La mayoría son, para ir directo al grano, giladas que surgen del aburrimiento o mi deseo de expresar mis ganas de molestar a alguien, que por ciertas razones -resumibles como mi soledad permanente- no me queda más que jugarmelos en los azarosos rincones de internet.
Una apuesta difícil, si la hay, pero....Después no me abuucheen si no les gusta, que yo avisé. El que avisa, no traiciona.
Y si tienen ganas de enojarse, quéjense con ganas de que hace unos 8 meses que está creado y recién ahora les aviso.

Mis más sinceros abrazos y saludos mis amigos y mis no tanto, y que tengan buen día.

miércoles, enero 6

Me mudo, señores.

Me mudo a otro blog. O mejor dicho, empiezo de nuevo.
No se por qué. No pregunten, che. Supongo que quiero explayarme hacia otros lados, a los que este blog ya no puede acompañarme. O bien, en realidad lo hago más por capricho que por otra cosa, como siempre les dejo las dudas a los demás. Acá ya me siento como en casa. Me da pena, pero qué le voy a hacer, sin pensarlo dos veces, ¡hasta luego!.

Prometo dar noticias de mi nuevo blog, en cuanto lo termine de idear, o lo que sea que se me de por hacer ahora, no se preocupen que ¡sabrán de mi!, ¡gentes desconocidas de más allá del monitor!.

Gracias por todo hasta hoy.
Porque este blog fué de gran ayuda siempre. Me sorprende que hubo gente que lo haya leído. Y por eso gracias también.

Abrazos, y desde luego, ¡feliz dos mil diez!. Que nos lo merecemos todos.